Hace unos días, en el grupo de estudio de budismo zen en el que participo, platicábamos sobre el alma y la perspectiva budista acerca de ella.
Para el budismo zen, el alma no existe, así que al morir tu cuerpo se deshace y listo, sigues siendo parte del ciclo de la vida, dicho de otra manera: te conviertes abono para la tierra, y gusanos que se comen los restos del cuerpo, por lo menos.
Una manera más poética de verlo, es que al morir no te vas a ningún lado, solamente te haces uno con la Vida, y listo.
Aunque la verdad, siempre has sido uno con la Vida, siempre has sido, eres y serás el Universo mismo.
Y aquí es donde difiero del zen o por lo menos, me voy por una ruta más personal, más propia: si soy el Universo mismo, teniendo una experiencia individual, ¿por qué no podría, al momento de morir, elegir lo que sucede después con la consciencia qué habita mi cuerpo? ¿Por qué no podría elegir una nueva experiencia individualizada?
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